Usualmente oímos que es más importante la calidad que la
cantidad de tiempo que pasamos con nuestros hijos. Esto es motivo de
preocupación tanto para mamás que se dedican exclusivamente a la crianza de sus
pequeños, como para las que trabajan fuera de la casa. Las primeras pueden
preguntarse si a pesar del número de horas que pasan con sus hijos, les dedican
suficiente atención. Las segundas quizá se esmeren en conseguir que las horas
que pasan con su familia realmente sean "de calidad". En ambos
casos, las madres pueden terminar sintiéndose culpables, hagan lo que hagan.
No se trata sólo de tener los hijos y alimentarlos. Hay
que dedicarle tiempo de calidad para que sientan la presencia de las personas
que más los aman. No hay excusas. Ni el trabajo ni otros deberes son más
importantes que los contactos amorosos con los hijos. No es una obligación
arbitraria, sino de una oportunidad para lograr una conexión que resulta
saludable para los niños en los aspectos físico, intelectual, afectivo y
emocional.
En mi experiencia como Madre, he observado, que a pesar
de que mi trabajo es absorbente y me consume la mayor parte del tiempo y es muy poco lo que me queda libre para
compartir con mis hijos, hacerles ver que soy su amiga
incondicional pero aun así trato de llegar y hacerles sentir que los amo a
pesar de mi ausencia y compartir las más
pequeñas experiencias diarias pasadas por ellos para fortalecernos como familia
y hacer de esos momentos los mejores tiempos de vida entre nosotros.
TSU
Roselkys Camacho
Docente
Titular de Preescolar B
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