Cuando
se pasa cuarenta y ocho años de la vida, inmersa en una profesión tan
importante y tan hermosa, como lo es la
docencia, se adquiere cantidad de experiencias y vivencias que enriquecen y
llenan, en lo más íntimo del alma. En los últimos años, los jóvenes bachilleres
se deciden rara vez por las carreras pedagógicas argumentando que poco tienen
que ofrecer desde el punto de vista de la ganancia económica. Pero luego de
pasearme como docente, desde Educación Inicial a Universitaria, aseguro que lo
gratificante está, en encontrar al cabo de los años, representantes o ex alumnos
que me ven y reconocen con afecto y manifiestan gratitud. Hace poco, en una
agencia, pasaron a mi lado dos hombres jóvenes. De repente escucho que uno de
ellos pregunta, en voz alta y con emoción: ¿Prof. Rosalba? Volteo y el joven me
abraza fuertemente y con alegría. Luego llamó al otro joven que estaba con él,
me presentó y con emoción le dijo: -Ella era la Directora del Colegio
donde mi hermana y yo pasamos los mejores años de nuestra infancia. No me lo creerás,
pero ella nos llevaba a los mercados, a los parques, al Salón de Lectura a ver
Teatro o exposiciones de arte, a los pueblos cercanos a San Cristóbal a conocer
las iglesias y a algunos artesanos. Todo eso, era fiesta para nosotros, salir
en el transporte del colegio y además aprendimos muchas cosas interesantes. Por
eso yo no olvido ese colegio ni a esta profesora.
Y en
ese rostro iluminado por la emoción y por el recuerdo, reconocí al pequeño
Jorge Eliécer, aquel niño inquieto que incursionó en mi plantel hace más de
treinta años y que hoy día es todo un hombre, y que aún al cabo de largos años,
me recuerda con cariño ¡Qué mejor ganancia!
Lic. Rosalba Navas
Directora del
plantel
No hay comentarios:
Publicar un comentario